Estamos a muy pocos días de elegir al que será el Presidente de Colombia por los próximos cuatro años, y es una oportunidad perfecta para detenerse por un momento y analizar cómo han sido las campañas, cuál ha sido su estrategia más fuerte y por qué cada vez que despertamos o entramos a redes, encontramos un nuevo escándalo relacionado con dicha estrategia y con los candidatos.
Para empezar a hablar de estos fenómenos, tenemos que decir que, lejos, estas han sido unas de las elecciones más tóxicas y violentas en términos de información, de los últimos tiempos. Parece ser que la línea entre la vida pública y privada de los candidatos se borró y la guerra entre quién dice peores cosas del otro, apenas comienza.
Para ilustrar solo un ejemplo de lo que ha pasado, traeremos unos videos que seguramente todos vimos y que aún siguen siendo tema de conversación nacional. Se filtraron unas reuniones privadas en las que desde diferentes equipos de la campaña de Gustavo Petro se hablaba de cómo acabar con la reputación de los contrincantes a conveniencia. Casi que como un juicio, en estas reuniones se habla de cada candidato y se define con qué mensaje lo “salvan” o lo “queman”. Por parte de Rodolfo, no se han visto escándalos de tal magnitud, pero sus formas de hacer política y de expresarse tampoco han sido las correctas.
Además, está claro que en la ejecución de este plan, no están solo los personajes políticos, últimamente se ha hablado y escuchado más sobre las famosas “bodegas”, que vienen siendo una cantidad de perfiles, en su mayoría falsos, que en apenas unos minutos replican los mensajes que se dirigen desde la campaña, en todas las redes sociales. El problema de estas bodegas, es que en el juego del todo vale, se usan para replicar mensajes sacados de contexto y mentiras, que repetidas muchas veces, terminan por convertirse en una verdad para quienes lo ven. Nadie sabe exactamente de dónde vienen (aunque sí se identifican algunas cabezas), pero siguen multiplicándose y aumentan, aún más, la polarización en la que ya vivimos.
Para hablar solo de algunos adjetivos que más se han oído en esta contienda, se han dicho, corruptos, machistas, populistas, misóginos, guerrilleros, paracos, y cualquier otra cantidad de insulto. Lo cierto, es que un político debe representar seriedad en sus formas, no podemos separar a la persona de sus propuestas, como tampoco podemos separarlo de las personas que los rodean. Decía Sergio Fajardo que “de la forma en la que se llega al poder, se gobierna” y en este momento de la historia, tiene mucha más validez.
Como sea, este domingo Colombia elegirá nuevo Presidente y sin duda, gane quien gane, se vienen cuatro años de transición muy complejos, con unos retos enormes y que requieren de una altura que ninguno de los dos candidatos ha demostrado tener. Amanecerá y veremos.