Ayer, domingo 4 de febrero, se vivieron las elecciones en El Salvador. Unas elecciones bastante polémicas desde todo punto de vista. Son 5 años más de un gobierno de extrema derecha, lo que significa que para América Latina es un nuevo giro político. El péndulo se inclina nuevamente hacia la derecha. Para muchos, se está recuperando a los países, para otros, se vuelve a caer en manos de los mismos que tanto mal han hecho. 

El Salvador's President Nayib Bukele set for landslide election victory after gang crackdown

Nayib Bukele gana la presidencia por segunda vez consecutiva, con una victoria arrasadora de más de 1.600.000 votos, más del 85% de la población habilitada para votar. Llevándose así el título, del primer presidente de la historia de El Salvador en ser reelegido de manera consecutiva, aún estando prohibido por su Constitución, hasta el 2021 donde la Sala de lo Constitucional permitió que el presidente evada dicha limitación constitucional. Y posterior a este cambio, también la Asamblea Legislativa, cambió las normas electorales del país, permitiendo así, que el partido de gobierno pueda obtener más bancadas legislativas y tener un mayor control. 

Bukele es reelegido por sus altos índices de favorabilidad entre los salvadoreños por devolverle al país, la seguridad y la tranquilidad, convirtiéndolo en uno de los países más seguros de América Latina, basado en su política de liberar al país de las maras (organizaciones criminales), después de ser uno con los índices de homicidios más altos de la región, 100 muertes por 100.000 habitantes, Pero, todo esto, a qué costo?  

Así se construyó la figura de Nayib Bukele, la controversial sensación política en América Latina

Bukele es el rostro de la extrema derecha, la pregunta que nos hacemos es ¿será una dictadura similar a la de Maduro, claro desde la otra orilla pero al fin y al cabo, dictadura? Sí, hay factores que los diferencian pero ambos mantienen sus países sumergidos en un miedo atroz. El Salvador, aún elige democráticamente, si, ¿pero 100% por voluntad propia y libre decisión o por miedo a las instituciones? Desde el 2022, El Salvador está sumergido en un régimen de excepción, lo que ha permitido la puerta abierta a una incalculable violación a los derechos humanos: más de 75 mil personas han sido detenidas, incluyendo menores de edad, de las cuales muchas han sido victimas de detenciones arbitrarias, de torturas, e incluso de hasta la muerte estando bajo custodia. No solo eso, sino también una persecución hostil hacia medios de comunicación y sociedad civil que han denunciado dichos abusos de poder y violación de los DDHH. 

Otro asunto importante es, la legitimidad de los escrutinios electorales, estos transcurrieron en reportes de irregularidades, donde el mismísimo Tribunal Supremo Electoral, dijo públicamente estar presentando dificultades para hacer públicos los resultados, sólo hasta cuatro horas después de cerradas las urnas empezaron a salir a la luz el conteo de los votos, justificando que la tardanza se debía a que los salvadoreños residentes en el exterior hacían filas muy largas para votar y al llegar la hora límite se les permitió ejercer su derecho por estar esperando largo tiempo. Lo anterior lleva a entender el asombro de los medios de comunicación locales al ver la arrasadora cifra de votos a favor del presidente Bukele. Se tenía certeza de que ganaría, pero no con semejante ventaja. Entonces, estamos realmente frente a una democracia? O ¿solo se ostenta ese título a conveniencia del mandatario Bukele?. 

Esta elección sin duda ratifica la inclinación ideológica actual de América Latina, pero ¿qué nos espera de las elecciones futuras en los demás países de América Latina?.